La toxina botulínica es una neurotoxina producida por Clostridium botulinum, ampliamente usada en la dermatología, la medicina estética e incluso en otras especialidades médicas.
Durante los últimos años se ha reportado su eficacia en diversas condiciones dermatológicas, entre las cuales se encuentran la rosácea, la piel oleosa y los poros dilatados, las cicatrices hipertróficas y los queloides.
La toxina botulinica actúa mediante la inhibición de la liberación presináptica de acetilcolina, lo cual bloquea los impulsos nerviosos que son responsables de la contracción muscular.
En cuanto a la medicina estética, su aplicación más conocida es para la eliminación de arrugas faciales, ya que es el remedio que ofrece más ventajas: no requiere cirugía, se puede aplicar en cualquier momento, es indolora, sus efectos son inmediatos y muy rara vez produce efectos adversos. Se suele aplicar en el entrecejo, la frente, el perímetro de la boca, a los lados de los ojos y en el cuello
En donde podemos usar la toxina botulinica:
El tratamiento es personalizado, no es permanente ni actúa igual en todas las personas. A los tres o cuatro meses notarás cómo se van reduciendo poco a poco los efectos y en cinco o seis desaparecerán, por lo que si lo deseas podrás repetirlo.
El efecto del tratamiento se valora a las 2 semanas de haber realizado la técnica. Será aquí donde realizaremos retoques si el paciente lo desea. Se recomienda re-aplicar cada 4-6 meses para mantener los efectos y no permitir que las arrugas reaparezcan. El paciente notará cuando regresa el movimiento al músculo y con ello las arrugas.
Botox La aplicación de botox es un procedimiento que busca la disminución de los movimientos excesivos musculares del rostro, con ello evitando y disminuyendo la formación de arrugas faciales.
Previo a la aplicación
Posterior a la aplicación
El tratamiento es personalizado, no es permanente ni actúa igual en todas las personas. A los tres o cuatro meses notarás cómo se van reduciendo poco a poco los efectos y en cinco o seis desaparecerán, por lo que si lo deseas podrás repetirlo.
El efecto del tratamiento se valora a las 2 semanas de haber realizado la técnica. Será aquí donde realizaremos retoques si el paciente lo desea. Se recomienda re-aplicar cada 4-6 meses para mantener los efectos y no permitir que las arrugas reaparezcan. El paciente notará cuando regresa el movimiento al músculo y con ello las arrugas. Con las re inyecciones repetidas los efectos de la toxina permanecen más tiempo y podrán espaciarse más las sesiones.
Dependerá de cada paciente, pero, por norma general se mantendrá entre 3 y 6 meses, desapareciendo de forma progresiva.
Pueden generarse pequeños hematomas en la zona en la que se ha practicado la inyección. La alergia al producto es muy rara, aunque hay que tener precaución en alérgicos al huevo por su contenido en albúmina. Es de vital importancia que lo aplique un especialista oculoplástico o un profesional formado específicamente, capaz de diagnosticar correctamente al paciente y determinar en qué puntos administrar el producto, así como el número de unidades más adecuado.
Los años no tienen por qué marcar el inicio de un tratamiento como el bótox sino más bien las necesidades de cada paciente con las particularidades de su rostro y de su piel. Además, la toxina botulínica también puede utilizarse con fines preventivos.
Nunca aparecerán más arrugas por dejar de ponerlo. El proceso de envejecimiento seguirá en el mismo punto que antes de iniciar el tratamiento y si se lleva a cabo de forma adecuada lo hará conservando una apariencia natural.
No es malo realizarse cuantos tratamientos se quiera siempre y cuando que se cumplan los plazos recomendados entre cada sesión.
Se recomienda mantener la cabeza erguida durante las 4 horas posteriores y no tocarse. Asimismo, no se puede tomar aspirina para no provocar hematomas ni realizar sesiones de sauna o acceder a espacios muy calurosos durante los días siguientes.
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